miércoles, 21 de noviembre de 2012

De los Julio-Claudios a los emperadores adoptivos | Historia de Roma (XXXVII)

El supremo poder de Augusto debía representar una solución temporal a los problemas del estado romano. Aunque había logrado establecer la paz durante su reinado, las disidencias reaparecieron violentamente después de su muerte, cuando se planteó la sucesión al principado y las diversas fuerzas sociales pugnaron por renegociar poder e influencia.

Tiberio
Busto de Tiberio (42 a.C. - 37 d.C.). Adoptado por Augusto, a quien sucedió en el poder, instauró en la capital un clima de terror.

- La sucesión para con el principado de Augusto


El principado de Augusto no era hereditario. Se basaba en el principio de la auctoritas, definida por el reconocimiento universal de las cualidades del emperador. Era por tanto indispensable una legitimación que le confiriera un fundamento formal. Como a Augusto los poderes le habían sido atribuidos por una decisión del senado, ratificada por una ley, se hacía necesaria para sus sucesores una designación que se basara en un proceso legislativo similar.

- Ley de imperio del senado, ratificada por las asambleas populares


La lex de imperio del senado, ratificada por las asambleas populares, fue el procedimiento por el que se atribuyó a los sucesores de Augusto los diversos poderes que él había tenido durante su principado. Un fragmento de esa ley, relativo a Vespasiano, ha llegado hasta nosotros gracias a una inscripción conservada en el museo Capitolino de Roma. La concesión unitaria de los poderes representó, a lo largo de toda la historia imperial, la base legal para la investidura de cada nuevo emperador. La realidad política sólo respetaba en parte los aspectos formales de la sucesión. Muy a menudo, las fuerzas que contendían por el control del estado intentaban conservar el poder en el seno de una familia para transmitirlo de padres a hijos. La única variante admitida era la adopción de quien se consideraba digno de suceder en el cargo.

- La monarquía hereditaria de hecho en el primer período del imperio


En el primer período del imperio se afirmó una monarquía hereditaria de hecho, con reglas de sucesión rígidamente establecidas. También aumentó la influencia de la oligarquía senatorial, con una sólida tradición de dominio y un vivo espíritu de casta.

- La creciente importancia de las fuerzas militares y el prestigio de la burocracia imperial


A ello se añadió el papel que asumieron las fuerzas militares, conscientes de su creciente importancia, así como el prestigio de la burocracia imperial, cada vez más numerosa y favorable a la consolidación de la monarquía.

- Empeoramiento de la economía en Italia


Mientras tanto empeoraba la situación económica de Italia, desplazada por el continuo crecimiento de las provincias. La decadencia se manifestó con toda claridad en el siglo II d.C., aunque ya se advertían síntomas evidentes en época de Nerón. Ausente ya de los mercados internacionales, incluso en lo que respecta a los productos de mayor tradición, Italia tuvo que soportar la penetración de las mercancías procedentes de las provincias, en particular de la Galia y de Hispania.

La situación no cambió durante los siglos II y III d.C., cuando se difundieron los productos de otras regiones del imperio, sobre todo de África, sin que Italia lograra recuperar la ventajosa posición que siempre había tenido.

Al desarrollo de las provincias contribuyó también la enorme afluencia de capitales promovida por las iniciativas imperiales (por ejemplo con los Severos), así como la descentralización de los núcleos de producción, la nueva disposición de las grandes vías comerciales (como el eje Rin-Danubio) y la preeminencia de los mercados germánicos y orientales.

En las provincias surgió una vida comercial totalmente autónoma que las sustrajo de hecho a la tradicional función de mercado receptivo de los productos procedentes de Italia, permitiéndoles iniciar un proceso de desarrollo independiente que las llevó a corto plazo a suplantar a Italia.

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* Los Julio - Claudios
* La dinastía de los Flavios
* Los emperadores adoptivos

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Artículo 37 de 42 de nuestra serie de entradas sobre la historia de Roma.