jueves, 4 de abril de 2013

El principado romano

La crisis en la que entró la República fue superada por el advenimiento de una nueva organización política, conocida como Principado establecida por Augusto, caracterizada por la acumulación del poder en la persona del príncipe, el primero entre los ciudadanos y el protector de las instituciones republicanas.

Paulatinamente Roma se fue convirtiendo en el centro de un vastísimo imperio, cuya dirección resultaba cada vez más compleja. Se fue perdiendo el respeto a las antiguas tradiciones y virtudes cívicas, en parte por influencia de nuevas ideas extranjeras, procedentes especialmente del mundo helenístico, y en gran medida también por la variación de las costumbres… etc.

El Principado, a la muerte de Augusto, va a tener un problema fundamental, que es el problema sucesorio. El Senado había perdido fuerza como órgano director y las asambleas también habían perdido poder. El agotamiento del Principado da lugar a un Estado un poco más absolutista y se mantiene la legalidad republicana pero sin dejar de ser tan sólo una apariencia.

Se da una nueva administración completándolo el “consilium principis”, formada por juristas, pero que no tuvo propiamente carácter formal.