miércoles, 3 de octubre de 2012

Historia de Roma (X): la nobilitas patricio-plebeya en Roma

El desarrollo económico que experimentó el estado romano entre los siglos III y II a.C., derivado de las transformaciones político-territoriales, modificó la fisonomía de las clases sociales. Desapareció la secular distinción entre patriciado y plebe, emergieron nuevos grupos articulados sobre bases distintas y aumentó la estratificación social. La riqueza, o mejor dicho, el control de los medios de producción, fue lo que condicionó a partir de entonces el juego político. En el seno de la sociedad afloró una renovada contraposición: la de ricos y pobres.

Nobilitas en Roma

- Nueva élite dirigente en Roma: la nobilitas patricio-plebeya


Las familias patricias seguían conservando ingentes propiedades inmobiliarias y participaban activamente en el ejercicio del poder político, pero una parte cada vez mayor de la clase plebeya se libraba de sus antiguas estrecheces gracias a la gradual promoción de individuos o incluso de familias completas. Muchos de estos recién llegados lograron traducir en influencia política el prestigio económico que acababan de conseguir. Nació así una nueva elite dirigente, la nobilitas patricio-plebeya.

- La nueva oligarquía, formada por los senadores


Abolidos en el plano jurídico los privilegios del patriciado, la nueva oligarquía estaba formada por aquellos que, al haber ocupado las magistraturas más importantes, habían sido elegidos senadores. Era una especie de aristocracia menos homogénea que la anterior, constituida por un grupo de patricios conservadores y una serie de patricios-plebeyos moderados. Hasta el siglo III a.C. la nobilitas se mantuvo bastante abierta, pero después se fue cerrando progresivamente en una restringida oligarquía de familias que poco a poco fue incrementando su poder. En teoría, el acceso a las magistraturas, y en consecuencia al senado, estaba abierto a cualquier ciudadano que tuviera plenos derechos. Sin embargo, salvo raras excepciones, las magistraturas sólo se asignaban a los pertenecientes a la nobilitas. El voto de los comicios se podía comprar y las listas de candidatos eran compiladas por los magistrados, y no por los electores.

- La carrera política, limitada por la no remuneración de los cargos 


Los cargos no eran remunerados, de modo que los ciudadanos menos acomodados no podían permitirse los ingentes gastos necesarios para conquistar la popularidad y el consenso indispensables para iniciar y proseguir la carrera política desde las magistraturas menores hasta las mayores. En consecuencia, los magistrados, que por lo general se mantenían en el cargo durante un año solamente, ejercían su mandato siguiendo las directrices del orden senatorial. La nueva república, nacida de la disolución de las antiguas estructuras gentilicias, no puso en práctica el principio de la soberanía popular.

- La república, una oligarquía en esencia


Aun presentando un cierto número de elementos democráticos, como por ejemplo el reconocimiento de las asambleas plebeyas como instituciones de la civitas, la república resultó ser sustancialmente una oligarquía. Ello significa que sólo un restringido círculo de personas controlaba el poder político y la casi totalidad de la riqueza económica, basada en la propiedad inmobiliaria y en el aprovechamiento de las tierras públicas.

- Las instituciones de la república y su conservadurismo


Las instituciones de la república nacieron de la progresiva transformación del estado monárquico. La nueva constitución habría de sufrir numerosas modificaciones en el curso de los años, pero nunca cambiaría la principal característica de la política romana: un conservadurismo general que redujo el impacto de las innovaciones, aunque sin anular las reformas que se iban introduciendo. Se superpusieron así diversas estructuras que modificaron gradualmente la fisonomía constitucional de la urbe desde la expulsión de los Tarquinos hasta la época imperial.

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Artículo 10 de 42 de nuestra serie de entradas sobre la historia de Roma.