Tenemos que considerar que entre las características del arte romano en suelo hispano hay una que destaca de un modo notable: fue un arte esencialmente utilitario.
Es así porque de las bellas artes que destacaban en la época la que más floreció, la que más predominó, fue la arquitectura.
La arquitectura, como también la escultura y el mosaico y no la pintura que estaba muy poco desarrollada, estaba fuertemente influenciada por la cultura griega y por la del Próximo Oriente, ya que, en la misma época, los romanos conquistaban el extremo opuesto del Mediterráneo y absorbían, por lo menos en parte, las formas culturas y artísticas propias de las provincias recién incorporadas.
El desarrollo urbano que trajo consigo la conquista romana propició la construcción de un gran número de obras públicas: calzadas, puentes, acueductos, lugares de ocio públicos como los anfiteatros y los circos, monumentos conmemorativos como columnas y arcos de triunfo, etc.
En España los maravillosos restos arqueológicos de las construcciones antes mencionadas tienen un carácter verdaderamente artístico.
La belleza y perfección del acueducto de Segovia hace olvidar su carácter utilitario. Los puentes de Alcántara y Mérida y tantos otros distribuidos por toda España maravillan por su perfección estética y su durabilidad asombrosas.
El teatro de Mérida se conserva de tal modo que aún hoy se representan obras en él y nos sigue asombrando tanto su acústica como su aforo, importantísimo para la época.
Lo mismo se puede decir de los anfiteatros y circos de la misma Mérida y de Tarragona (Emerita Augusta y Tarraco).
Magníficos son también el teatro de Sagunto, el arco de Bará en Tarragona situado en una de las calzadas principales, la llamada vía Augusta.
Restos de murallas, ruinas de ciudades, necrópolis, villas romanas son innumerables a lo largo y ancho del territorio español y siempre poseen una calidad de ejecución y unos proporciones que las convierten en verdaderas obras de arte.
Podríamos también enumerar una ingente colección de esculturas: de dioses, de emperadores que eran venerados como a dioses, de personajes públicos, bustos, bajorrelieves en edificios y sarcófagos y también numerosos mosaicos decorativos en suelos de villas y edificios, así como formando hermosos murales.
Una amplísima representación de estas obras de arte, sin olvidar las piezas de cerámica y de vidrio, así como la orfebrería, y las armas se exhiben actualmente en numerosos museos españoles.
La huella profunda e inequívoca de la presencia romana quedó definitivamente marcada en nuestra tierra y ha perdurado hasta nuestros días.