Desde los días de Aníbal, Roma tenía una cuenta pendiente con dos soberanos helenísticos: Filipo V, que reinaba Macedonia (220-178 a.C.), y Antíoco III el Grande, que gobernaba en Siria (223-187 a.C.). Cuando, después del desastre de Cannas, la causa de Roma se encontraba seriamente comprometida, Filipo de Macedonia se había aliado con el caudillo cartaginés para excluir a Roma de toda posible intervención en los Balcanes; por su parte, Antíoco de Siria había acogido a Aníbal derrotado e intentado restablecer en toda su extensión el imperio de los Seléucidas en el Asia.
Grecia, como siempre, se hallaba dividida y sojuzgada por la hegemonía de Macedonia. Así, poco después de haber aplastado al enemigo cartaginés, el poderío militar de Roma saltó al otro lado del Adriático y escribió el último capítulo de la historia de la Grecia antigua.
- Intervención romana en Grecia
La alianza de Filipo con Aníbal fue el pretexto para la intervención en Grecia. La realidad era que los romanos querían impedir, a todo trance, la formación de un Estado poderoso en los Balcanes que, como en los días de Pirro, pudiese convertirse en una grave amenaza para Italia. Macedonia quedó vencida en la batalla de Cinoscéfalos (197 a.C.) y tuvo que renunciar a sus pretensiones al dominio de Grecia. En los juegos ístmicos del año siguiente, el cónsul vencedor, Flaminio, hizo proclamar la independencia que los romanos victoriosos restituían a Grecia. Macedonia había sido aplastada, y los griegos seguían divididos: Roma, de momento, no necesitaba más.
- Antíoco de Siria, vencido por L. Cornelio Escipión el Asiático
Pero entretanto, Antíoco de Siria, dispuesto a hacer frente al poderío romano, se había lanzado a sus conquistas en el Asia y asaltado a Grecia; pero fue vencido en Magnesia (Asia Menor) por el cónsul L. Cornelio Escipión el Asiático, hermano de Escipión el Africano, y se vio forzado a desistir de todas sus conquistas (190 a.C.).
- El asalto a Grecia de Macedonia, frustrada por el cónsul Paulo Emilio
De nuevo Macedonia se lanzó al asalto de Grecia con Perseo, hijo de Filipo. Contaba entonces con el apoyo de una confederación de ciudades griegas, la Liga Aquea. Pero Perseo y sus aliados fueron vencidos por el cónsul Paulo Emilio en Pidna (168 a.C.), el rey murió cautivo en Roma y tres mil aqueos fueron traídos como rehenes a Italia; entre éstos se encontraba el historiador Polibio, que, introducido por Paulo Emilio y Escipión Emiliano en los círculos dirigentes de Roma, se convirtió en el historiador de las grandes empresas romanas en el Mediterráneo, las guerras púnicas y las de Oriente.
- Incorporación de Grecia al Imperio romano
Destruída la monarquía de Macedonia y humillada la Seléucida, sólo faltaba un paso para incorporar Grecia al Imperio romano. A raíz del nuevo levantamiento, fácilmente sofocado en el año 148 de nuestra Era, Macedonia fue convertida en provincia de Roma, y la Liga Aquea, que intentó todavía resistir al vencedor, fue aplastada dos años después, terminando con ella la libertad de Grecia.
- La provincia romana "Asia"
Por aquel tiempo, el floreciente reino de Pérgamo, en el Asia Menor, fue legado por su último soberano a los romanos, y en 128 a.C. pasó a formar otra provincia de Roma con el nombre de Asia; los demás Estados del Asia Menor, lindantes con el reino de Pérgamo, fueron cayendo fácilmente bajo el protectorado de Roma.
- El gran Imperio mediterráneo romano
De Hispania a Italia, a través del corredor de la Provincia (Provenza), que los romanos ocuparon para comunicarse con España; de Italia y Sicilia a la provincia de África, núcleo del destruído imperio de Cartago; de aquí a los Balcanes y al Asia Menor, regiones nuevamente incorporadas al dominio de Roma, af inales del siglo II antes de la Era cristiana, nuestro mar podía recorrerse de un extremo a otro bordeando provincias romanas. Roma había creado el gran Imperio mediterráneo.