jueves, 14 de noviembre de 2013

Objeto del Derecho romano: las cosas

Hemos recopilado en esta entrada diferentes textos romanos, en latín y con su correspondiente traducción, acerca del objeto del Derecho romano, a saber, las cosas.

Derecho romano cosas

- Cosas corporales e incorporales


Ademas, unas cosas son corporales y otras incorporales.

Corporales son aquellas que pueden tocarse, como el fundo, el esclavo, el vestido, el oro, la plata y, en fin, otras innumerables cosas.

Incorporales son las que no pueden tocarse, que son aquellas que consisten en un derecho, como la herencia, el usufructo, la obligación por cualquier modo contraída.

Quaedam praeterea res corporales sunt, quaedam incorporales.

Corporales hae sunt quae tangi possunt, velut fundus, homo, vestis, aurum, argentum et denique alie res inumerabiles.

Incorporales sunt quae tangi non possunt, qualia sunt ea quae iure consistunt, sicut hereditas ususfructus, obligationes quoquo modo contractae.

Gayo, 2, 12-14.

- Cosas de Derecho divino y Derecho humano


En el anterior comentario tratamos del derecho de las personas; veamos ahora las cosas, las cuales, o están en nuestro patrimonio o se hallan fuera de nuestro patrimonio.

La principal división de las cosas se hace en dos secciones, pues unas son de derecho divino, otras de derecho humano.

De derecho divino son, por ejemplo, las cosas sagradas y las religiosas.

Sagradas son las que han sido consagradas a los dioses superiores; religiosas, las que han sido dejadas a los dioses manes.

Mas verdaderamente sagrado se entiende solamente aquello que por la autoridad del pueblo romano ha sido consagrado, por ejemplo, por una ley propuesta sobre tal asunto, o por un senadoconsulto.

Hacemos religioso realmente por nuestra voluntad un lugar nuestro sepultando en él un cadáver, con tal que nos corresponda a nosotros hacer las exequias del muerto.

Superiore commentario de iure personarum exposuimus; modo videamus de rebus; quae vel in nostro patrimonio sunt vel extra nostrum patrimonium habentur.

Summa itaque rerum divisio in duos articulos diducitur: nam aliae sunt divini iuris, aliae humani.

Divini iuris sunt veluti res sacrae et religiosae.

Sacrae sunt quae diis superis consecratae sunt; religiosae quae diis Manibus relictae sunt.

Sed sacrum quidem hoc solum existimatur quod ex auctoritate populi romani consecratum est, veluti lege de ea re lata aut senatusconsulto facto.

Religiosum vero nostra voluntate facimus mortuum inferentes in locum nostrum, si modo eius mortui funus ad nos pertineat.

Gayo, 2, 1-6.

- Defensas de la ciudad: cosas de derecho divino


También las cosas santas, como las murallas y las puertas (de la ciudad) son, en cierto modo, de derecho divino.

Pues lo que es de derecho divino no está entre los bienes de nadie; aquello, en cambio, que es de derecho humano ordinariamente está entre los bienes de alguien; pero puede también no estar en los bienes de nadie, pues las cosas hereditarias, antes de que exista un heredero, no están entre los bienes de nadie.

Sanctae quoque res, velut muri et portae, quodammodo divini iuris sunt. Quod autem divini iuris est, id nullius in bonis est; id vero, quod humani iuris est, plerumque alicuius in bonis est; potest autem et nullius in bonis esse; nam res hereditariae, antequam aliquis heres existat, nullius in bonis sunt.

Gayo, 2, 8-9.

- Cosas pertenecientes, o no, al ius gentium


Unas, pues, por derecho natural, son comunes a todos; otros, públicas; otras, de una corporación; otras, de nadie; la mayor parte, de los particulares las cuales son adquiridas por cada uno de varios modos, según aparecerá en lo que sigue. Y, verdaderamente, y el mar, y, por lo mismo, las riberas del mar. A nadie, por tanto, se le prohibe venir a las riberas del mar, con tal, sin embargo, que se aparte de las granjas, monumentos y edificios, porque no son de ius gentium como el mar.

Los ríos todos y los puertos son públicos, y, por lo tanto, el derecho a pescar es común a todos en el puerto y en los ríos.

Es ribera del mar hasta donde en invierno alcanzan las olas mayores.

También es de ius gentium el uso público de las riberas, como el del mismo mar; y por esto cualquiera es libre de colocar allí una barraca, a la cual se acoja; así como de secar redes y sacarlas al mar. La propiedad, pues, de ellas puede entenderse que no es de nadie, sino del mismo derecho del que es el mar, y la tierra, y la arena, que yacen en el mar.

Son de una corporación, no de los particulares, por ejemplo, las que están en las ciudades, como los teatros, los estadios y otras parecidas, y algunas otras que son comunes de las ciudades.

Quaedam enim naturali iure communia sunt omnium, quaedam publica, quaedam universitatis, quaedam nullius, pleraque singulorum, quae variis ex causis cuique adquiruntur, sicut ex subiectis apparebit.

Et quidem naturali iure communia sunt omnium haec: aer et aqua profluens et mare et per hoc litora maris. Nemo igitur ad litus maris accedere prohibetur, dum tamen villis et monumentis et aedificiis abstineat, quia non sunt iuris gentium, sicut et mare.

Flumina autem omnia et portus publica sunt: ideoque ius piscandi omnibus commune est in portu fluminibusque.

Est autem litus maris, quatenus hibernus fluctus maximus excurrit.

Litorum quoque usus publicus iuris gentium est, sicut ipsius maris: ex ob id quibuslibet liberum est casam ibi imponere, in qua se recipiant, sicut retia siccare et ex mare deducere. Proprietas autem eorum potest intellegi nullius esse, sed eiusdem iuris esse, cuius et mare, et quae subiacent mari, terra vel harena.

Universitatis sunt, non singulorum veluti quae in civitatibus sunt, aut theatra stadia et similia et si qua alia sunt communia civitatium.

I., 2, I, de rerum div., pr., 3 y 5-6.

- Cosas mancipi o nec mancipi


Todas las cosas son o mancipi o nec mancipi. Cosas mancipi son los predios en suelo itálico, tanto los rústicos, como es el fundo, como los urbanos, como la casa; asimismo, los derechos sobre los predios rústicos, como la servidumbre de paso, el acueducto; y lo mismo los esclavos y los cuadrúpedos que se doman por el lomo o por el cuello, como los bueyes, mulos, caballos, asnos. Las demás cosas son nec mancipi. Los elefantes y los camellos, aunque se domen por el cuello y por el lomo, son nec mancipi, porque están en el número de las bestias.

Omnes res aut mancipi sunt aut nec mancipi. Mancipi res sunt praedia in italico solo, tam rustica, qualis est fundus, quam urbana, qualis domus; item iura praediorum rusticorum, velut via iter actus aquaeductus; item servi et quadrupedes, quae dorso collove domantur, velut boves muli equi asini. Ceterae res nec mancipi sunt. Elefanti et cameli, quamvis collo dorsove domentur, nec mancipi sunt, quoniam bestiarium numero sunt.

Ulpiano, Regl., XIX, I.

- Fundo: casas, granjas, área y ager


En la denominación de fundo se comprende todo edificio y todo campo. Pero usualmente los edificios urbanos se llaman casas, y los rústicos, granjas. No obstante, un sitio sin edificio en la ciudad se llama área (solar), y, en cambio, en el campo, ager (tierra). Y esta misma tierra con edificio se llama fundo.

Fundi appellatione omnes aedificium et omnis ager continetur. Sed in usu urbana aedificia aedes, rustica villae dicuntur. Locus vero sine aedificio in rube area, rure autem ager appellatur. Idemque ager cum aedificio fundus dicitur.

D., 50, 16, de verborum signi., 211 (Florentino).

- Enajenación de cosas mancipi: mancipatio


La mancipatio es la manera peculiar de enajenación de las cosas mancipi, la cual se hace con palabras precisas, libripens, y estando presentes cinco testigos.

Mancipatio propria species alienationis est rerum mancipati, eaque fit certis verbis, libripende et quinque testibus praesentibus.

Ulpiano, Regl., XIX, 3.

- Suelo religioso y territorio provincial


Mas, en territorio provincial, les parece a muchos que no se hace el suelo religioso, ya que en dicho territorio el dominio es del pueblo romano o del César, y se entiende, por tanto, que nosotros solamente podemos tener la posesión o el usufructo. Pero, aunque verdaderamente no sea religioso, se le tiene por religioso.

De la misma manera que en provincias no existe propiamente lo sagrado por no estar consagrado por la autoridad del pueblo romano, y, sin embargo, se tiene por sagrado.

Sed in provinciali solo placet plerisque solum religiosum non fieri, quia in eo solo dominium populi romani est vel Caesaris, nos autem possessionem tantum vel usumfructum habere videmur; utique tamen etiamsi non sit religiosum, pro religioso habetur.

Item quod in provinciis non ex auctoritate populi romani consecratum est, proprie sacrum non est, tamen pro sacro habetur.

Gayo, 2, 7 y 7 bis.

- La dación de mutuo


La dación de mutuo consiste en aquellas cosas que se determinen por el peso, el número o la medida, puesto que con la entrega de ellas podemos lograr un crédito (contraer un mutuo), ya que cumplen su función con el pago en género, más bien que en cosas especiales. Porque con las demás cosas no podemos abocar a un crédito, puesto que contra la voluntad del acreedor no se puede pagar una cosa por otra.

Mutui datio consistit in is rebus, quae pondere numero mensura consistunt; quoniam eorum datione possumus in creditum ire, quia in genere suo functionem recipiunt per solutionem quam specie: nam in ceteris rebus ideo in creditum ire non possumus, quia aliud pro alio invito creditori solvi non potest.

D., 12, I, de rebus creditis, 2, I (Paulo).

- Objeto del usufructo


El usufructo se constituye, pues, no solamente sobre un fundo y sobre edificios, sino también sobre esclavos, caballerías y sobre las demás cosas, exceptuadas aquellas que se consumen por el uso mismo, pues estas cosas ni por razón natural ni civil admiten usufructo, en cuyo número están el vino, el aceite, los granos, los vestidos, etc.

Constituitur autem ususfructus non tantum in fundo et aedibus, verum etiam in servis et iumentis ceterisque rebus, exceptis his quae ipso usu consumuntur; nam eae neque naturali ratione neque civili recipiunt usum fructum. Quo numero sunt vinum oleum frumentum vestimenta.

Marciano, Inst. (D., I, 8, 6, I.).

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Fuente:
Arias Ramos, "Derecho romano", págs. 645 - 648, 885 - 887.