Pueblos muy numerosos y variados ocupaban la Italia antigua antes de la expansión del dominio de Roma. Un mosaico de gentes muy distintas entre sí por sus orígenes, lengua y cultura que habían llegado a la península en sucesivas migraciones.
- En el norte de Italia: los ligures y vénetos
En el norte, en una amplia zona comprendida entre las actuales regiones de Liguria y Piamonte, así como en parte de Lombardía, Emilia y Toscana, se habían establecido los ligures (II milenio a.C.), un pueblo de estirpe mediterránea.
Los vénetos, de estirpe ilírica, ocupaban la llanura padana oriental hasta los confines del área comprendida entre el altiplano de Asiago, el Adigio y el Garda, habitada por los pueblos euganeos.
- En el centro de Italia: etruscos, latinos, volscos, auruncos y osco-umbro-sabelios
En el centro, en el territorio comprendido entre Emilia, Toscana y el Lacio, se asentaban los etruscos (II milenio a.C.), cuyos orígenes siguen siendo inciertos. En el Lacio vivían los latinos (II milenio a.C.), de estirpe indoeuropea, mientras que en un área geográfica más meridional se ubicaban los volscos y los auruncos. De las Marcas a Umbría y Molise se extendían los osco-umbro-sabelios (I milenio a.C.), población itálica de origen indoeuropeo, dividida en umbros, vestinios, pelignos, marrucinos, marsios, iguvinus, picenos, preetucios, sabinos, equios y frentanios.
- En el sur de Italia: samnitas, lucanos, brucios, apigios, griegos y fenicios
En el sur habitaban las últimas ramificaciones de los osco-umbros, como los samnitas, lucanos y brucios. Estos pueblos se habían superpuesto, desde Campania hasta Calabria, a las estirpes preexistentes de los enotrios: morgetios, conios, itálicos, sículos. En la Apulia se habían establecido los apigios (I milenio a.C.), de estirpe ilírica, divididos en daunios, peucetios, salentinos, mesapios y cálabros. Finalmente, en las costas de Calabria se habían asentado los griegos, mientras que en Cerdeña estaban presentes los fenicios.
- La invasión gálica a la Italia prerromana (siglo VI a.C.)
La última invasión de la Italia prerromana fue la gálica del siglo VI a.C., que afectó, en diversas oleadas, a grandes superficies de la península. Los celtas, galos para los romanos penetraron por el oeste de la llanura padana, ocuparon progresivamente las tierras de los ligures, rechazaron a los etruscos del norte, llegaron hasta la Italia central e irrumpieron en los territorios de los umbros hasta las costas adriáticas. Las principales tribus eran los salasios (Valle de Aosta), los taurinos (Piamonte occidental), los insubros y los cenomanos (Lombardía), los leponcios (área del lago Maggiore), los anamarios, los boios y los senonios (del Po a Ancona). En el marco de este movimiento de pueblos se puede comprender la invasión de Roma por los galos, acaecida en 390 a.C.
- Origen del nombre de Italia
El nombre de Italia que, junto con los de Ausonia y Hesperia, se atribuyó a la península por esta época, es de origen incierto. Se puede relacionar con el nombre de una tribu cálabra, los ítalos, con la que entraron en contacto los primeros colonos griegos, y subrayar su relación con los mitos de la tradición griega de Ítalo, rey de los enotrios. En un principio, el nombre se refería tan sólo a la parte inferior de Calabria, hasta el golfo de Squillace y Santa Eufemia; después, con el avance de la colonización griega, la denominación abarcó desde el estrecho de Mesina hasta Metaponte y Tarento, en paralelo con el desarrollo de la confederación italiota.
Ya en el siglo VI incluía la ciudad de Posidonia (actual Paestum) y toda la Campania, lo que equivale a decir que Italia, como perfil geográfico, era entonces lo mismo que la Magna Grecia, excluida Sicilia, que nunca formó parte de la Italia antigua. Con la penetración de Roma en el sur, acaecida hacia 300 a.C., el nombre incluyó las tierras de los osco-umbros sometidos por los romanos.
Después de la segunda guerra púnica y de la subsiguiente creación de la provincia de la Galia Cisalpina, el nombre de Italia extendió su límite septentrional hasta el Rubicón y la Magra. Con la concesión de la ciudadanía a la Galia Cisalpina (49 a.C.), llegó hasta los Alpes, para fijarse definitivamente con el emperador Augusto en el Varo, al oeste, el Arsa, al este, y el arco alpino al norte. Ni Cerdeña ni Sicilia eran consideradas parte de Italia.
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